domingo, 7 de diciembre de 2008


Niños felices con noticia de la nueva casa

PRIMERA MISA EN AUSTRALIA


Hola a todos:


Este fin de semana del 7 de diciembre transcurrió muy ajetreado, para variar.


Ayer sábado salimos cerca del medio día y ver muebles y nevera (nuevamente). Volvimos a caminar y caminar…..hasta que compramos el juego de cuarto de Christian. El de Mafe todavía no lo hemos podido comprar, pues no se ha decidido por uno (esa decisión como que no está fácil), así que le compramos sólo el colchón para que por lo menos tuviera donde dormir.


Luego en la noche estábamos invitados a una parrilla y nos fuimos con Omar en su carro. La casa es de una pareja de venezolanos que tienen 4 años viviendo acá y tienen dos niñas. La pasamos estupendo, fueron muy amables con nosotros. Además estaba otra pareja de venezolanos que también tienen 4 años viviendo acá, ella está estudiando para peluquería, así que se puso a la orden (eso sí que es un alivio).


Hoy domingo estábamos invitados a almorzar en casa de Pedro y Mirlene, amigos de Fernando de cuando trabajaba en la firma de auditoría. Comimos muy rico y además Pedro había hecho pan de jamón.


A las 5 fuimos a nuestra primera misa, y tenemos que confesar que entendimos más o menos el 1% (supongo que este porcentaje irá en aumento con el tiempo). Lo más cómico fue que nos sentamos de último para no llamar la atención y un señor pasó con una bolsita a preguntarnos si podíamos pedir la limosna en el pasillo en que estábamos situados. Fernando puso cara de que no, pero a mí me dio pena y lo acepté. Pensé hacer el recorrido con Christian, pero se durmió, así que me tocó hacerlo sola. Lo más cómico es que Fernando me dice, y ya sabes lo que tienes que hacer? Y yo le dije que no, pero que miraría lo que hacen los demás. En todo caso fue PRUEBA SUPERADA..


Luego llegó la hora de comulgar. Yo veo que uno de los colaboradores del sacerdote a dar la comunión (eso tiene un nombre) estaba solo en el centro y todo el mundo se iba por los lados. Cuando llegamos a él, nos dimos cuenta que él no tenía las ostias sino una copa de vino de la que la gente tomaba luego de comulgar. Así que quedamos ponchadas, nos tocó meternos en otra cola.


Al final de la misa, el sacerdote sale por el pasillo y luego es que pueden salir los feligreses. La verdad es que fue muy linda y toda una experiencia, pero lo más importante fue, que pudimos dar gracias a Dios en su propia casa, por todo lo que hemos logrado y porque nos ha dado la fuerza, sabiduría y nos ha iluminado en todo lo que hemos hecho.


De allí, tomamos el tren y luego el bus, por el que tuvimos que esperar como 25 minutos, pues los domingos pasan cada hora.


Y así termina nuestro domingo.


Esta semana se espera muy ajetreada, ya les contaremos de nuestros avances.
Un abrazo para todos.


Cristina




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